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Fri, Apr

Recuperando espacios públicos junto a las propias comunidades

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Antes: Espacio verde en urgente necesidad de atención antes de que la Fundación Mi Parque le diera una nueva imagen y propósito a esta área exterior.

La organización sin fines de lucro se dedica a la construcción de áreas verdes que aportan a mejorar la calidad de vida de las personas, generando espacios de encuentro dignos y seguros en barrios vulnerables de Chile.

Por Francisca Cordero, Periodista y Comunicadora Social. Encargada de Comunicaciones de Fundación Mi Parque.

RESUMEN EJECUTIVO

A pesar de que las áreas verdes parecen ser una segunda necesidad frente a demandas más urgentes como salud, educación, creación de empleos y superación de la pobreza; Fundación Mi Parque ha centrado su labor en construir espacios públicos dignos y de calidad para los barrios de Chile que más lo necesitan. Su modelo de éxito se basa en la participación comunitaria, que contempla trabajar conjuntamente con los vecinos que ocuparán las plazas y/o parques, involucrándolos en el diseño, la construcción y activación de las áreas verdes. 

Esta forma de trabajo ligada a la comunidad, ha permitido que las personas se apropien del espacio público, usándolo como un lugar de encuentro para su comunidad, incrementando su nivel de vida, seguridad y plusvalía en su entorno.

INTRODUCCION

En Latinoamérica, el crecimiento acelerado de las principales urbes durante la década de los 60, centró sus recursos en proveer un techo y servicios sanitarios para los habitantes de dichas ciudades, dejando para la agenda futura, lo que sería el desarrollo de la vida en el espacio público. Así, con el tiempo, las áreas verdes fueron quedando como segunda necesidad frente a demandas más urgentes como salud, educación, creación de empleos y superación de la pobreza entre otras políticas públicas.  

Los presupuestos estatales apostaron por dar un espacio privado digno a los habitantes de sus países y en el caso particular de Chile. La política de vivienda apuntaba a asignar un espacio baldío en los proyectos urbanos que se pudiera transformar en una futura área verde para que las personas disfrutaran al aire libre. Además, posteriormente, la política urbana se pone más laxa en favor de la inversión privada, según explica la Investigadora asociada del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable de la Universidad Católica de Chile, Sonia Reyes: “Por lo tanto, para hacer atractiva la inversión inmobiliaria, se disminuyen mucho las exigencias de equipamientos o espacios públicos, lo que también influyó en el actual déficit de áreas verdes”.

En los últimos años, para el caso de los barrios más vulnerables, estos terrenos reservados para las futuras áreas verdes a desarrollar en tiempos más prósperos terminaron convirtiéndose en zonas abandonadas que no sólo son vertederos ilegales, sino también focos de conflictos, inseguridad y narcotráfico. En este contexto, lo privado toma cada vez más fuerza y el espacio público queda abandonado, en desuso, y las familias encerradas en su casa sin idea alguna de quién es su vecino. 

Preocupados por este problema social relacionado con la calidad de vida y la dignidad de las personas de aquellos sectores que más lo necesitan, los arquitectos Julio Poblete y Martín Andrade decidieron convertir en realidad su sueño de que todos se sientan orgullosos del barrio en que viven, y crean la Fundación Mi Parque, una organización sin fines de lucro que se dedica a mejorar la calidad de vida en barrios vulnerables a través de un proceso participativo de diseño, construcción y activación de áreas verdes para el encuentro.

“Trabajamos en terrenos públicos que, irónicamente, son áreas verdes según el plan regulador chileno, pero cuando uno llega es un verdadero punto gris que en vez de ser un lugar de encuentro, es un foco de conflicto donde precisamente las familias evitan ir y asocian el uso de ese espacio a malas prácticas”, cuenta Carlos Aubert, actual Director Ejecutivo de Fundación Mi Parque. 

El director de Mi Parque explica que el centro de la gestión de la fundación está en trabajar con la comunidad que ocupará la futura plaza o parque, pues permite dar soluciones a la medida de cada realidad con el fin de que el espacio público efectivamente sea usado; además de fortalecer el sentido de apropiación entre los vecinos que los motivará a cuidar el lugar que se está rediseñando. "La restauración de un espacio público, a través de una metodología participativa, permite recuperar el tejido urbano/social que compone un barrio, teniendo como eje las necesidades de las personas desde una perspectiva de comunidad", declara Aubert.

Para lograr los objetivos mencionados, Mi Parque ha configurado un modelo de trabajo donde participan distintos actores colaborativamente: la comunidad que usará el futuro espacio público, el gobierno local del barrio que se interviene, el equipo de trabajo de la fundación y una empresa patrocinadora, que aportará el financiamiento y además participará con voluntariado corporativo para la construcción de la futura plaza o parque.

A pesar de que construir en el espacio público puede ser muchas veces un proceso largo y complejo por la cantidad de trámites y permisos que involucra, trabajar en lugares que estaban destinados a áreas verdes utilizando un proceso de recuperación participativa, es expedito. Esto se debe principalmente a que los municipios aprueban el reacondicionamiento de un espacio público previamente definido como área verde. Desde que se hace la primera reunión con la comunidad que ocupará la plaza -a modo de hito de inicio- hasta su construcción, sólo transcurren, aproximadamente, 60 días.

Una vez que se selecciona un terreno en colaboración con los municipios y es obtenido el financiamiento del proyecto por parte  de una empresa patrocinadora, comienza el trabajo con la comunidad beneficiaria. Se inicia el proceso con una reunión de conocimiento de equipo donde los profesionales de Mi Parque -normalmente un arquitecto y un trabajador social- se presentan con los vecinos. Posteriormente se desarrollan cuatro talleres para reconocer los usos del espacio, las necesidades de los vecinos, la validación comunitaria del proyecto. Se discute igualmente, el diseño del lugar, para que sea consecuente con los objetivos que se establecen inicialmente junto a la comunidad.  

Plaza la Esperanza, Comuna de San Bernardo, Región Metropolitana de Santiago, Chile, despues de los trabajos de renovación y preservación realizados por la Fundación Mi Parque los cuales rediseñaron el espacio verde para convertirlo en zona de recreación y beneficio de la comunidad.

Los talleres concluyen para dar paso a la jornada de construcción participativa, que es el momento en que se construye la plaza. Ese día se trabaja sobre el espacio, ya intervenido previamente, por mano de obra calificada y se organizan los diferentes actores -vecinos, voluntarios, empresa patrocinadora y a veces el gobierno local- para fijar los detalles finales de este futuro espacio de encuentro. Se planta pasto, árboles y arbustos, se pinta un mural y el mobiliario, además de la instalación de recursos paisajísticos como maicillo, gravilla o corteza decorativa de pino conocida como mulch.

Este sistema de participación y apropiación es lo que aseguran en Mi Parque es la clave del éxito: “mediante procesos que logren convocar a los vecinos, que permitan conocer la identidad del lugar, levantar necesidades y determinar prioridades, se podrá planificar y construir espacios propios, que representan a las comunidades, asegurando así un mayor compromiso en el cuidado, uso y mantenimiento. Por otra parte, la relación con la municipalidad los compromete con dicho mantenimiento y, por último, las empresas quienes,  no sólo hacen un aporte económico a una iniciativa que tiene múltiples ventajas sociales, sino que además se relacionan con los beneficiarios y trabajan juntos por el mismo fin,  desmarcándonos así de iniciativas asistencialistas” explica Carlos Aubert. Al tiempo que advierte que, si bien es un modelo que hasta el momento ha sido exitoso, “el desafío es abrir otras formas de financiamiento, con el fin de que los recursos económicos no dependan solamente del aporte de empresas privadas”.

En los 9 años de historia de Mi Parque, el modelo de financiamiento se ha diferenciado de otras organizaciones sin fines de lucro. Cada proyecto es financiado por una empresa y ésta no sólo participa con recursos, sino también con voluntariado. Además, se mantiene una relación constante con la empresa, entregando informes sobre el uso de los recursos y también del estado del proyecto durante un año, en términos de paisaje, vegetación, mobiliario y juegos entre otros.

En cuanto al funcionamiento de este modelo, en 2012, convencidos de que estaban generando cambios sociales profundos y con el objetivo de evaluar su labor de manera crítica, Mi Parque realizó un estudio de impacto de su intervención conjunta con el centro de investigación sin fines de lucro de América Latina y el Caribe, J-Pal y el patrocinio de IM Trust. El estudio evaluó 28 pares de plazas -una intervenida por la fundación y otra de muestra- durante tres años, entregando cifras empíricas sobre los usos de las áreas verdes.

Francisco Gallego, académico del Instituto de Economía UC y director científico de J-Pal, presentó los resultados resaltando la mejoría tanto del uso y mantenimiento de la plaza, como del entorno: “las plazas renovadas fueron usadas 55% más por niños menores de 12 años; y para los mayores de 12 años y dueñas de casa el uso aumentó en 50% y 76%, respectivamente. Además, disminuyó 17% la frecuencia con que reportan basura en el parque y 31% de aparición de rayados (en paredes). Por último, la percepción de seguridad en el barrio aumentó en un 9%”, asegura el académico.

Con casi 300 proyectos construidos de áreas verdes, desde 2008 la fundación ha beneficiado a más de 470 mil personas en las 15 regiones del territorio chileno. El desafío es seguir abarcando su largo y angosto país,  y en un futuro, poder llevar esta metodología a América Latina, estando en evaluación hoy  un proyecto para otro país de la región, donde esperan continuar recogiendo en sus diseños las necesidades, sueños e inquietudes en común de cada comunidad con sus características particulares. Tal como dice Julio Poblete, fundador y presidente del Directorio Mi Parque “La integración y la participación de todos los que vivimos en la ciudad nos avizora un mejor futuro”.

Biografía Abreviada del Autor

Francisca Cordero Unghiatti. Periodista y Comunicadora Social. Encargada de Comunicaciones de Fundación Mi Parque.

Francisca es Periodista y Comunicadora Social de la Universidad Diego Portales en Santiago de Chile, con ocho años de trayectoria en en Marketing Digital, Desarrollo de Contenidos y Planificación Estratégica. Ha trabajado en empresas, agencias de marketing y organizaciones sin fines de lucro en Chile; además de desempeñarse en las industrias de la moda y el turismo en Holanda (Ámsterdam). Ha colaborado en diversos medios, de investigación, viajes, innovación y emprendimiento. Actualmente se desempeña como Encargada de Comunicaciones de Fundación Mi Parque y Socia fundadora de Unyco Home, un emprendimiento de talleres de huerto.